Para los enamorados de la retórica, la figura es reconocible y soberbia: una metonimia exquisita que relaciona el símbolo (la corbata de moño) con lo simbolizado (la formal elegancia de las presentaciones sinfónicas)… y para los diseñadores, un espléndido manejo de tipografía que reta la legibilidad y se viste de camisa blanca con pechera y cuello de pajarita.
Otra vez: menos es más.