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Nunca te permitas entregar marketing basura

Chef película

Cada pieza de contenido publicada, cada producto vendido, cada servicio realizado es una fotografía de nuestro rostro, como marcas o como profesionales. Nunca nos permitamos realizar ni entregar marketing basura.

Desde hace meses deseaba ver una cinta que ayer, al fin pude mirar: Chef.

Hablaremos a fondo de ella en otra ocasión. Hoy solo quisiera traer a la mesa una escena.

En la cinta, Carl Casper, un reconocido Chef, por azares del destino deja su empleo en un prestigioso restaurante para gestionar un food truck. Como lo lees, un brinco del glamour a lo popular.

En esta nueva función, Carl accede a la petición de su hijo pequeño, cuando este le pregunta si puede ayudarle durante sus vacaciones.

Al inicio de esta nueva aventura, piden ayuda a un grupo de trabajadores para subir el mobiliario de cocina al camión. A cambio de esta ayuda, les ofrecen una ronda de sandwiches.

Al momento de estar preparando los bocadillos, uno de los sandwiches se pasa un de tiempo por un poco en la plancha. El hijo le dice que lo sirvan, a pesar de estar un poco más dorado de lo normal, y le dice que después de todo, los trabajadores no están pagando por ellos.

Carl se queda mirando a su hijo y le pide que salgan del camión. Una vez afuera le dice:

«…Amo esto. Todo lo bueno que ha pasado en mi vida ha llegado por eso. Puede que no haga todo bien en mi vida, ¿de acuerdo? No soy perfecto. No soy el mejor marido y lamento no haber sido el mejor padre. Pero soy bueno en esto. Y quiero compartir esto contigo. Quiero enseñarte lo que aprendí. Puedo tocar la vida de las personas con lo que hago. Y me mantiene en marcha y me encanta. Y creo que si le das una oportunidad, es posible que también te guste. Ahora, ¿deberíamos haber servido ese sándwich?»

Es entonces cuando su hijo entiende y simplemente responde: – No, Chef… no deberíamos servirlo. –

La pregunta es ¿cuántas veces nosotros hemos servido ese sandwich?

¿Cuántas veces hemos entregado un contenido mediocre en un blog o en redes sociales, solo por cumplir con la cuota?, ¿cuántas veces hemos entregado un producto con defectos diciendo «no se dará cuenta el cliente»?, ¿cuántas veces hemos prestado un servicio a medias porque nadie nos mira?

Esto no significa que debemos ser perfeccionistas, porque este extremo es igual de malo cuando la obsesión por la perfección no nos deja crear y entregar. Solo significa hacer BIEN nuestro trabajo, dentro de los parámetros que hemos establecido… como negocios y como individuos. No por reputación, sino por convicción.

Cada pieza de contenido publicada, cada producto vendido, cada servicio realizado es una fotografía de nuestro rostro, como marcas o como profesionales. Nunca nos permitamos realizar ni entregar marketing basura.


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